Mel, Mayte y Lucy están afectadas; cada una en sus mundos, dejando las frases en el aire. Susana las observa, las escucha…
- Sé que mi panorama amoroso últimamente es un caos, pero desde que he conocido a Gus es como si de pronto todo se hubiera aclarado. Quiero estar con él, pero no puedo porque él tiene unas circunstancias especiales… Por lo que ha vivido está en un momento de no compromiso, de Carpe Diem. Creo que no hemos coincidido en el “tiempo”, pero es una pena porque me gusta de verdad y se que podríamos ser felices juntos. –Mel se lamenta.
- Mi novio, Borja, vive a más de 300 kilómetros, y creo que es la mayor circunstancia que una puede tener. A nuestra relación le cuesta salir adelante por sus movidas con el trabajo, porque odia la comunicación por móvil y porque nos vemos poco. ¿Hay barreras insalvables?… -Preguntó Lucy ...
- Estoy enganchada a Alfredo; quizá es un enganche sexual, porque no hablamos, pero lo único que se de él es que no podemos “relacionarnos” más allá de la cama porque tiene un hijo y está empezando una nueva vida en la que ninguna mujer tiene cabida. –Afirmó Mayte con tono hasta casi comprensivo.
Susana no daba crédito; es como si el fantasma de las “circunstancias” se hubiera apoderado de sus amigas. No pudo más y explotó:
-¡Estáis locas! A ver Mel, si a ese tío le interesaras de verdad, ya verías como dejaba de vivir la vida fuera, para intentar vivirla dentro contigo. No se coincide en el tiempo, el tiempo es el mismo, el problema es que sus sentimientos no son lo suficientemente fuertes como para imponerlos a sus “excusas”. Lucy, ni los kilómetros, ni la comunicación aunque sea por “paloma mensajera” son razón para no creer en una relación. Si dos personas se quieren lo superan, si no todo, casi todo. No vale esconderse tras la barrera kilométrica. Y Mayte, un hijo es algo más en la vida de alguien, con lo cual si él quisiera compartir más que la cama contigo, su hijo no sería una “circunstancia” y sí algo más para vivir juntos. Nadie decide cuándo, dónde o de quién se enamora, pero cuando pasa, no hay nada más, todo lo demás, disfrazado de “circunstancia” sólo significa que no quieren estar con nosotras.
El monólogo de Susana había ido cobrando fuerza. Incluso las mujeres de la mesa de la derecha habían aplazado su conversación para escucharlo. Al terminar, las tres chicas asintieron, las oyentes de la otra mesa, incluso, aplaudieron. Las risas se contagiaron entre todas.
Cuando amas, no hay circunstancias... cuando no quieres perder a alguien, luchas... cuando quieres, puedes.
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