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miércoles

... qué hubiera pasado si ...

Qué preguntas tan evidentes se hizo Susana, y qué respuesta tan clarividente. Así somos las mujeres, o al menos de las que yo me rodeo. Mujeres con MAYÚSCULAS de las que pueden dar miedo a cualquier hombre, por la fuerza que desprenden pero, tan sensibles por dentro, tan deseosas de amar y compartir, de recuperar el concepto ancestral del amor verdadero, tan defensoras de valores tan tradicionales como la fidelidad y los principios, que aunque su cerebro imponga el criterio, su corazón siempre acaba dictando. Yo soy así, y cada día más. A veces pienso que es un volver a los quince años, pero, por otro lado, no deja de maravillarme ciertas cosas como mi capacidad de amar y de no olvidar algo que yo considero un baluarte en mi vida.

No dejo de pensar en él, han pasado nueve meses y hoy he vuelto a llorar con todas mis fuerzas porque le echo de menos. ¿Y saben? No me importa, ya no, lo acepto, lo lloro y sigo…  aunque sepa que él me olvidó, yo valoro más la capacidad de recordar y de sentir, que la de suprimir y cerrar. Susana no tenía que darle una oportunidad a Jorge, sino que tenía que dársela a ella misma. Vivir con el enigma de “qué hubiera pasado” es un tormento innecesario si la Justicia Cósmica te permite descubrir la solución a la incógnita. Susana retomó su amor, alivió sus culpas, centró las realidades de ambos y gracias a todo ello, cuando se impuso la inmadurez de él, ella estaba lo suficiente sanada como para poder resolver definitivamente el jeroglífico de esa relación. 

Las personas no cambian, sólo modifican su cáscara por un tiempo. Las relaciones se encaminan en los primeros tiempos juntos… “Des-re-correr” un camino, es un verbo que no existe, ¡por algo será!  Las relaciones no olvidan, pueden ir nutriéndose de nuevas vivencias, pero las cosas no dejan de pesar tras un simple perdón.  Hay distancias entre dos personas que ni en el AVE del amor puede recorrer en el tiempo impuesto por el destino.

Vamos, que hay historias que no pueden ser, y parece mentira que yo esté aceptando esto que siempre he defendido que el amor lo salva todo. Pues no, el tiempo me ha enseñado que el amor sólo te impulsa a intentarlo, pero no te asegura el éxito. Siempre hay que arriesgarse, desearlo, luchar, soñar… pero sin engañarse chicas, que todas sabemos la respuesta a las tres preguntas de Susana. Somos mujeres, pero no gilipollas.

¿Quién manda en tí: tu cerebro o tu corazón?
¿Alguna vez te has preguntado "qué hubiera pasado"?
¿Crees que las personas cambian? 

... EL PRÓXIMO MIÉRCOLES...
Mel nos descubre el primer "acto" de 
gran Justicia Cósmica

4 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Segundas partes nunca fueron buenas, eso seguro. Pero el corazón es el que manda siempre, al menos en mi caso, y es fácil de convencer y engañar. Hasta en cuatro ocasiones llegué a pensar "si lo dejo marchar, me lo estaré reprochando toda la vida". Cuatro oportunidades que aprovechó igual de bien... Las personas no cambiamos pero queremos creer que si y hasta ellos se lo terminan creyendo. Sin embargo, como vemos hoy y en otras muchas situaciones, al final la realidad se impone, el verdadero yo de los contrarios sale y de nuevo nos encontramos volviendo a empezar, a reponernos y a salir adelante, que no es poco.

    ¡¡¡¡Me encanta el último párrafo!!!! Sobre todo la siguiente frase: "Siempre hay que arriesgarse, desearlo, luchar, soñar… pero sin engañarse chicas, que todas sabemos la respuesta a las tres preguntas de Susana. Somos mujeres, pero no gilipollas". Ahí le has dado...

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  3. Toda toda la razón: somos mujeres, pero no gilipollas. El hecho de que demos segundas oportunidades (yo también) no significa que no sepamos de antemano lo que va a pasar. Deseamos que las cosas cambien pero en el fondo sabemos que no harán. POr fortuna, como Susana, las segundas oportunidades las damos cuando ya estamos tan curadas que un segundo o tercer 'round' no nos hace ni la mitad de daño del que hubiéramos imaginado. Porque somos mujeres, porque tenemos fortaleza, inteligencia y porque, queramos o no, nos puede el corazón.

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  4. Anónimo14/12/10

    Estoy muy de acuerdo en que hay que arriesgar,soñar, y luchar,etc..
    Pero aunque al final el corazon es el que vence a la razon, muchas veces como en mi caso es del intento de usarla mas que el corazon, del intento de saber controlarlo, que muchas veces me lleva al equivoco.
    Creo que un buen camino para tomar una buena decision debe provenir del equilibrio entre ambas fuerzas razon y corazon.
    Dejate llevar por los sentimientos, pero usa un poco la cabeza para ver si estos te llevan a un buen fin, si merecen la pena y debes dejarte llevar por ellos.
    Porque eso de que con quererse es suficiente, que el amor lo puede todo, no es mas que una burda fadofia que nos llena la cabeza de ilusiones y amores idealizados. A mi parecer para saber si haces bien en guiarte hacia a alguien por los sentimientos, debes ser obejetiva al valorar la persona, mirarla tal y como es sin influenciarte por lo que sientes, pues no tiene buen criterio quien solo por el corazon,los sentimiento que tiene toma una decision y se deja llevar

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