Capítulo 4: EL ANIMADOR DE TURNO

-¿Creéis que alguien se puede enamorar de una persona por una noche? –preguntó Mayte,  a quien sus amigas llevaban varios días notándola extraña.

-Se acabó, tú nos cuentas ahora mismo qué te pasa –dijo Susana con voz autoritaria.
-Os  acordáis de Rai, el animador del hotel de Ibiza con el que me lié la última noche de mi fin de semana en la playa… Pues se que es una locura, que es un animador, que no tiene sentido, pero me hizo sentir tan especial que necesito ir a buscarle…

-¿Te refieres a ir a buscarlo a las islas? -preguntó Susana sin dar crédito.
-Pero nena, nos dijiste que había sido sólo un polvo, un divertimento en una noche de borrachera para olvidarte de todo… Pero en ninguna parte de la conversación mentaste el hecho de que fuera el hombre de tu vida… -advirtió irónica Mel.

-Lo  sé, y seguramente no lo sea… Pero ¿nunca habéis tenido una premonición? –se justificaba Mayte.
-Mira, las locuras no tienen nada que ver con las premoniciones, yo soy la mujer más intuitiva del mundo, y nunca me ha dado por coger un avión para ir a buscar a un maromo que he visto dos veces… -las palabras de Susana ya tomaban un matiz de indignación.

-Tranquilidad. ¿Tú estás segura de que podrías encontrar a ese chico en esa isla? –preguntó Lucy.
-Sí, aunque no cogí ni su teléfono ni su mail, se en qué hotel está trabajando ahora mismo.
-¿Y has pensado bien lo que vas a hacer? –recalcó Lucia.
-Sí, Lucy. He vivido oprimida muchos años, y este chico ha sido un soplo de aire fresco. Necesito hacerlo. Voy al baño chicas…

-Estamos todas de acuerdo en que lo que la pasa es que tras un par de mendrugos con los que ha estado, este chavalito le ha hecho tres mimos y cuatro tonterías y esta pobre ya se cree que es un "príncipe azul", cuando lo que es, es  un “animador salido”, ¿verdad? –preguntó Susana a sus amigas en ausencia de Mayte. El resto de las chicas sólo pudieron asentir.