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miércoles

Capítulo 11 (Viaje 1): MEL EN PARÍS

Susana, Lucia y Mayte están esperando a Mel impacientes. 

- ¡Ahí está! Viene con la maleta y todo –se alegra Mayte al ver a su amiga, quien llega ataviada con una boina parisina y un atuendo muy bohemio. 

- Bonjour amigas. ¿Cómo os ha ido por aquí sin mí?
- Mel, no preguntes, cuéntanos qué tal tu experiencia en París –le pide ansiosa Lucy. 

- ¿Déjame adivinar? Te has colado en el Louvre, te has bañado desnuda en el Sena, te has enamorado de un gendarmerie, te has atragantado con una creppe, tropezado en las escaleras de la Torre Eiffel y, por supuesto, te vas a ir a vivir a París –las chicas se ríen con la broma de Su. 

- Casi, casi –Mel está relajada y se toma bien la broma- Como sabía que querríais conocer mis andanzas en la 'Ciudad del Amor', he escrito un texto, he hecho tres fotocopias y OS INVITO A LEERLO. 

... La Ciudad del Amor y ... más cosas...

(…) “No sería extraño pensar que, después de haber estado toda mi vida oyendo hablar de lo bonito que es París, hubiera llegado a París y me hubiera decepcionado. Esto pasa mucho en la vida… Pero no en París. La palabra para definir esta ciudad, ni siquiera es bonita. Aún no se cómo definirla. Ha sido una semana muy intensa en un lugar que te invita a pensar, quizá por ello, se respira bohemia en sus calles. Bohemia y amor… porque sí, señores, París es la ciudad del amor. Aquí las parejas, sobre todo las de fuera, se quieren más. Me he llegado a preguntar si a la entrada de la ciudad hay un cartel que pone “obligatorio morrearse”, porque llega a ser agobiante, sobre todo si estás allí sola, aguantar las eternas colas, que en París hay que hacer hasta para comerte una chocolatina, viendo besarse a todo el mundo.

¿La gente por qué se casa, va a terapia matrimonial o tiene hijos para “arreglar” sus relaciones…? ¡Que vayan a París! Allí a uno se le debe olvidar si la parienta ronca o si tu marido quiere más a la Mahou que a ti. Eso es París, el sitio ideal para reconciliarse… Y yo me he reconciliado conmigo misma. Hasta me han dado ganas de poner un candado con sólo mi nombre en el puente junto a la catedral de Notre Dam. Pero no lo hice, porque… ¡¡¡A Dios pongo por testigo que volveré acompañada!!!

Mientras esperaba en la cola para visitar el Museo de Orsay, se me ocurrió una cosa muy divertida. A partir de ahora, uno de los castings que voy a hacer a mis aspirantes a novios es imaginármelos en esa cola. Más de uno, así de primeras, no pasa el corte… Pero hay otra prueba definitiva para mí: la de los picnics. En París las parejas se van a los parques a hacer picnics y a brindar con vino… Es una estampa muy ‘cool’ que pienso poner de moda en El Retiro. Quiero ser como los parisinos: una mujer orgullosa de sus parques. Sin hablar de montar en bici juntos… Debe unir mucho, más seguro que ir en el coche con la “Máxima FM” a todo trapo.

Pero incluso si vas sola a París, el perfume embriagador del amor te atrapa. ¡Me enamoré hasta cinco veces en el mismo día! Ciertamente tres de los afortunados eran camareros y otro bombero…, pero eran parisinos, que es lo importante. El quinto y último amor de este fructífero día, y único correspondido, era ‘kinki’. Parisino, pero ‘kinki’. Aunque claro, por darse la historia donde se dio, no nos conocimos en “Huertas”, sino en el legendario metro de París. Su frase –en inglés- fue: no te puedes ir de París sin encontrar un novio. Pero lo del idioma internacional en el amor, es una bazofia, una mentira más del romanticismo. Si no hablas el mismo idioma, todo está abocado al fracaso. Mi relación duró el trayecto entre dos paradas, una frase en inglés, una sonrisa tonta por mi parte y un “venga hasta luego” por la suya. Sólo se ligar, y mal, en español. Lo mismo esta es una razón de peso para apuntarme a la Escuela de Idiomas.

Pero he llegado a otra conclusión: si viviera en París me podría enamorar de un chico de color. No soy racista, ni mucho menos, pero es la primera vez que me siento realmente atraída por ellos. Tienen culitos redondos, labios húmedos, anchas espaldas y si lo que dicen es verdad, merecería la pena volver a París sola y con el ‘idioma’ bien aprendido.

Aunque la verdad es que visto lo visto, las ‘españolitas de a pie’ tenemos poco que hacer en la ciudad del amor y de los pivones. Mi moral no ha venido muy fortalecida. Las parisinas son altas, delgadas, estilosas (el tacón no es una opción allí, es una obligación)… Y mientras ellas iban flotando por los Campos Elíseos sin gravedad alguna, yo más me iba arrastrando. Eso debe de ser porque su plato favorito es el “Foa” y el mío el Mc' Donalds. O también porque no tienen abuelas que las ceben como a los cerdos.

Y la verdad, es admirable que se conserven tan bien, sobre todo teniendo en cuenta que viven con un puesto de “pecado” en cada esquina. Gofres, creppes, croissantes… Las calles huelen a Nutela. Sólo a nuestro favor diré que la Coca Cola sabe mejor en España, pero ¿quién quiere beber Coca Cola pudiendo beber champange con cualquier excusa?

Las terrazas son el lugar ideal para ver pasar el día. No podía dejar de imaginarnos a nosotras cuatro en nuestras tertulias. Aunque lo cierto es que somos poco parisinas… Comeríamos bollos, elevaríamos la voz, tiraríamos el café, pediríamos doble de chantilly, juntaríamos las mesas para estar más cómodas y vacilaríamos al camarero en el idioma que fuese. Pero que bien lo pasaríamos… ¡Os he echado de menos chicas!

Lo que no he echado de menos es escuchar mi propia lengua. Españoles en París hay como para hacer un reportaje de tres días. Pero mientras en el Louvre sólo me he encontrado con una familia rezagada, en los restaurantes, tiendas y demás sitios de ocio de París se habla en español. Y no se habla especialmente bajito… Pero los parisinos no nos pueden echar la culpa del ruido. Su ciudad es especialmente ruidosa, mucho más que Madrid, curiosamente. Por eso es –permitidme la expresión- acojonante algunas rues de París donde impera el silencio más absoluto. Es como si allí, entre flores, jardines y adoquines, se parara el mundo.

Otra conclusión a la que he llegado es que me gusta el Sena. No sé por qué, pero me gustan los ríos en general. El agua fluye, como debe fluir la vida. El agua arrastra todo lo malo, se lleva el agua de lluvia y refleja el sol. Es como un “limpiador-estimulante” natural. Todos debemos tener nuestro rio por dentro. Ese donde puedan navegar los sentimientos, ese que levanta olas cuando pasa por nuestra vida una embarcación embravecida y ese que amaina y te permite retratar la estampa perfecta. Hay que cuidar nuestro rio interior, como lo hacen los parisinos con el suyo. 

Pero hablando de estampas perfectas: la Torre Eiffel es el edificio que más me ha impresionado del mundo. Es enorme y me ha hecho recapacitar, cómo no, sobre el amor. Cuando uno ve este monumento en fotos, cuando se lo imagina, incluso cuando lo ve de lejos en la propia ciudad de París, lo siente más delgado, más pequeño, menos consistente y robusto. Hay que ponerse debajo, a sus pies, para sentir esa magnitud y esa sensación de rotundidad y majestuosidad que tiene la Torre Eiffel. Pues hay amores con los que pasa lo mismo. Parecen menores de lo que son… Asoman a lo lejos sin gran grandilocuencia… Incluso parecen sobrevalorados. Pero cuando les dedicas toda tu atención, cuando los prestas todas tus miradas, cuando te metes de lleno en ellos, te das cuenta de por qué están allí, de por qué son los que son y de lo que a partir de ahora esa “Torre Eiffel” significa.

Quiero que en mi casa se respire París… Unas veces se parecerá más al Paris de Montmartre y del Moulin Rouge, por las fiestas y ‘noches de guardar’… Y otras veces, a esa ciudad sofisticada que embelesará a quien entre por la puerta. Nadie debería vivir sin visitar París…” (…)

MEL

Capítulo 10: EL PUNTO DE 'NO RETORNO'

- Chicas, hoy pago yo.
- ¿Y eso Mel?  ¿Te has enamorado? -Lucia bromea, el resto se ríen.
- Es simplemente 14 de agosto.

- Según mi Iphone es San Maximiliano Kolbe… -afirma muy seria Susana.
- ¡Qué graciosas sois! Hoy hace dos años que Iván se marchó.
- Ya. Iván es ese chico del que no hemos hablado mientras que Rubén, ¡el amigo!, Gus ¡el malo! y otros tantos revoloteaban por tu cabecita, no?  -Mayte emplea un tono irónico para romper el silencio.
- Iván es el hombre por el que sigo llorando, el hombre con el que debería estar, el hombre que nunca dio más dio señales de vida…
- No, cariño, Iván es la perfecta excusa cuando quieres lamentarte por no haber rehecho tu vida desde entonces –interrumpe con mucho amor Lucia.
- Piénsalo de otra manera: si Brad Pitt llamara a tu puerta, ¿pensarías en Iván? Luci lleva razón, todas tenemos una “excusa” con nombre masculino, generalmente, al que nos aferramos cuando algo nos va mal. Pero eres lo suficientemente inteligente como para saber que si no fue, es porque la Justicia Cósmica te aguarda algo mucho mejor. –Mayte besa a su amiga en el brazo.
- Las fechas malas hay que borrarlas de nuestro calendario, para dejar paso a las celebraciones por las cosas maravillosas que nos deparará la vida. –Susana, especialmente positiva, exagera con gestos su afirmación.
- En serio Mel, han pasado dos años. Se acabó, quédate con lo bonito, ‘desidolatra’ su imagen, piensa en todos los que le superarán y no te culpes más de su “no retorno” y de que hayas tenido mala suerte con los hombres estos años –concluye Mayte.
- La verdad es que lleváis razón –Mel sonríe pícara- Tantas veces he usado la excusa de Iván para lloriquear y lamentarme, que luego, si lo pienso, ya no es tanto el dolor que me produce…
- Muy bien reina… ¡¡¡pero hoy pagas tú!!! –las cuatro chicas chocan sus cucharillas en el aire, como  Los Mosqueteros. 

... el famoso 'pudo ser y no fue' ...

Una de las cosas que más me sorprende en esta vida es ver cómo los personajes de la televisión, incluso gente que conozco, rehacen sus vidas con una facilidad pasmosa. Va más allá de ser modelos o de tener personalidades arrolladoras; lo vivo en personas normales, amigos, compañeros de trabajo, conocidos… Y da igual que sus relaciones anteriores hubieran durado diez años, ellos remontan y pronto vuelven a vivir una historia que supera, o al menos suplanta, la vivida. Pues bien, no es mi caso. Entre mi primera y mi segunda relación pasaron cuatro años… Y ahora, en este instante, cuando se cumplen dos años de mi gran desamor, sigo aferrada en un punto de ‘no retorno’ que me sigue haciendo llorar en noches de soledad. 

Y cuando somos conscientes de este ‘no retorno’, lo que nos debemos preguntar es ¿por qué lloro realmente?... La respuesta fácil en mi caso sería decir que “por ese gran amor que me impulsó a escribir este libro”, pero ahondando un poco más podemos hablar de tristeza, merced al recuerdo de compartir mi vida con alguien. Otras veces lloro de impotencia por no haber sabido nada de él en dos años. Otros días derramo lágrimas por su puro ‘idolatrado’ recuerdo. No faltan noches de tristeza por otros ‘pequeños grandes desamores’ que me hacen volver a su evocación. Pero en definitiva, es como si él se hubiera convertido en un ‘ente’ que me sirve de pura inspiración. Pensar en él me permite lamentarme –muy de vez en cuando es algo sano y merecido-; un "controlado tormento" para desahogarme y llorar a gusto, porque su pérdida y no retorno es una de las “excusas” que nadie me puede rebatir.  

Por ser más claros: cuando otro proyecto de amor falla… vuelta al punto de “no retorno”… cuando se echa en falta una vida de pareja… vuelta al punto de “no retorno”… o simplemente, cuando el puro aburrimiento, la falta de ilusión o la rutina nos visita… nosotros nos encomendamos a nuestro punto de “no retorno”. Que como sabemos en el caso de Mel se llama Iván, pero quizá para otros es un lugar, un recuerdo o una persona –las estadísticas marcan que las mujeres nos decantamos por las historias de amor pasadas-. En realidad no dejan de ser excusas irrefutables que marcaron nuestra vida y hoy, nos valen para no culparnos por lamentarnos por fracasos o tropiezos. Iván es simplemente el pretexto de Mel para sentirse desdichada por un rato… Porque reflexionemos en voz alta… Si un morenazo guapísimo le suplicara su amor eterno… ¿¿¿Mel tendría necesidad de volver al punto de “no retorno”???

La conclusión es sencilla. Detectemos nuestro punto de “no retorno”; usémoslo muy de vez en cuando si la vida nos da una ‘colleja’; pero no caigamos en lo fácil: en la lamentación constante por ese “no retorno” (el famoso “pudo ser y no fue”… ), porque como bien dice su propio nombre, no volverá por mucho que lo lloremos o lo alojemos en nuestro eterno recuerdo. La Justicia Cósmica nos suele deparar algo mejor… no hay que empacharse nunca de desdicha por el pasado, hay que alimentarse sólo de futuro. 

¿Localizas tu punto de no retorno con 'nombre y apellido'?
¿Te permites esa 'desdicha pasajera' aferrándote a ese pretexto?
¿Sabes por qué lloras en tus noches de soledad?

... EL PRÓXIMO MIÉRCOLES ...
La pregunta que se hacen las chicas es clara:
¿Los hombres pueden cambiar?


Capítulo 9: EL FANTASMA DE LAS CIRCUNSTANCIAS

Mel, Mayte y Lucy están afectadas; cada una en sus mundos, dejando las frases en el aire. Susana las observa, las escucha…  
- Sé que mi panorama amoroso últimamente es un caos, pero desde que he conocido a Gus es como si de pronto todo se hubiera aclarado. Quiero estar con él, pero no puedo porque él tiene unas circunstancias especiales… Por lo que ha vivido está en un momento de no compromiso, de Carpe Diem. Creo que no hemos coincidido en el “tiempo”, pero es una pena porque me gusta de verdad y se que podríamos ser felices juntos. –Mel se lamenta.
- Mi novio, Borja, vive a más de 300 kilómetros, y creo que es la mayor circunstancia que una puede tener. A nuestra relación le cuesta salir adelante por sus movidas con el trabajo, porque odia la comunicación por móvil y porque nos vemos poco. ¿Hay barreras insalvables?… -Preguntó Lucy ...
- Estoy enganchada a Alfredo; quizá es un enganche sexual, porque no hablamos, pero lo único que se de él es que no podemos “relacionarnos” más allá de la cama porque tiene un hijo y está empezando una nueva vida en la que ninguna mujer tiene cabida. –Afirmó Mayte  con tono hasta casi comprensivo.
Susana no daba crédito; es como si el fantasma de las “circunstancias” se hubiera apoderado de sus amigas. No pudo más y explotó:
-¡Estáis locas! A ver Mel, si a ese tío le interesaras de verdad, ya verías como dejaba de vivir la vida fuera, para intentar vivirla dentro contigo. No se coincide en el tiempo, el tiempo es el mismo, el problema es que sus sentimientos no son lo suficientemente fuertes como para imponerlos a sus “excusas”. Lucy, ni los kilómetros, ni la comunicación aunque sea por “paloma mensajera” son razón para no creer en una relación. Si dos personas se quieren lo superan, si no todo, casi todo. No vale esconderse tras la barrera kilométrica. Y Mayte, un hijo es algo más en la vida de alguien, con lo cual si él quisiera compartir más que la cama contigo, su hijo no sería una “circunstancia” y sí algo más para vivir juntos. Nadie decide cuándo, dónde o de quién se enamora, pero cuando pasa, no  hay nada más, todo lo demás, disfrazado de “circunstancia” sólo significa que no quieren estar con nosotras.
El monólogo de Susana había ido cobrando fuerza. Incluso las mujeres de la mesa de la derecha habían aplazado su conversación para escucharlo. Al terminar, las tres chicas asintieron, las oyentes de la otra mesa, incluso, aplaudieron. Las risas se contagiaron entre todas.

... de excusa en excusa y tiro porque me toca ...


Estoy segura de que el amor (entiéndalo cada uno como quiera), es algo más que la conexión de dos almas atraídas por una fuerza intrínseca inexplicable. Cuanto más mayor me hago, más me doy cuenta de que para que surja el fruto del amor, es decir, la pareja, deben darse muchos más factores ajenos al propio sentimiento. Circunstancias de tiempo, momento y espacio. De verdad afirmo que he vuelto a conectar con alguien. Un chico que me ha despertado mi deseo de resucitar mi espíritu “parejil”. Me gustaría compartir con él muchas cosas, todas diría yo. Y cuando estamos los dos solos, siento que esa conexión es sincera.

Pero  cuando dos personas no coinciden en circunstancias, esa sintonía inicial se diluye. Él no me da, seguramente se lo impiden más sus circunstancias que su corazón, y yo me he cansado de buscar sin recibir. Quizá luego, como buena mujer, me ‘autoacuse’ de no haber luchado, de no haber esperado a un cambio de circunstancias… Pero ya no. Y la explicación es muy sencilla: yo quiero un amor más allá de las circunstancias. Se que el día que enfrente tenga un “sentimiento mutuo real” las circunstancias serán parte del camino a recorrer juntos. 

Y con esta perspectiva en mente, cuando nos ‘enganchamos’ de ciertos individuos con quienes potencialmente podríamos o querríamos tener una relación, pero las circunstancias se convierten en la perfecta excusa para no dar pasos al frente, es más fácil darse cuenta de que no merece la pena ‘autoexcusarse’, porque la única realidad es que su sentimiento o conexión no es tan notable como para mandar a freír espárragos cualquier circunstancia. 

Quizá sea verdad que también para encontrar el amor hay que estar en el sitio adecuado en el momento adecuado… Pero lo único que se, es que hace años (como nos ha pasado a todas), me hubiera arrastrado, llorado, luchado, y no descarto el ponerme de rodillas, afirmando en tono revolucionario que “venceré a sus circunstancias y será mío”. ERROR, nunca conocemos las verdaderas circunstancias del de enfrente, pero sí que no hay circunstancia real que sea más fuerte que el verdadero amor.  

Grabaros esto chicas: si de verdad le gustas a un chico, si de verdad ve en ti a alguien a quien amar con todas las consecuencias, no habrá excusas ni circunstancias que valgan, estará ahí y el resto fluirá solo. Lo demás es un camino lleno de socavones que no merece la pena ni empezar a recorrer.  De vez en cuando hay que ser prácticas y desengancharse antes de ser parte de esas circunstancias. Una pena, sí, porque no es fácil conectar, pero de nuevo, cierra los ojos y repite: -Querida Justicia Cósmica, hazme que un día conecte en tiempo y momento con un alma real que imponga sus sentimientos a sus circunstancias… Porque las circunstancias son excusas y las excusas, el alimento de los cobardes.

¿Alguna vez habéis sentido la 'fuerza' de las circunstancias?
¿Hay que estar en el momento adecuado en el sitio adecuado?
¿Cuál es la 'peor' excusa que te han dado?

... EL PRÓXIMO MIÉRCOLES ... 
 Las chicas debaten sobre los puntos "de no retorno" 
que tenemos cada uno

Capítulo 8: HOLA, ¡SOY EL DESTINO!


- Hay veces en la vida que no puedes hacer otra cosa que no sea quedarte con la boca abierta – reflexiona Lucy.
- Yo creo que hay un duendecillo que nos vigila y que se descojona en nuestra cara cuando predispone un “juego del destino” – continúa Mel.
- ¿Cuándo os habéis quedado con la boca abierta y habéis pensado: el destino existe? – pregunta Mayte.
- El día que abro la puerta de un bar y me encuentro a mi ex novio de hace once años… - se precipita a aseverar Lucy.
- Yo no sé si el destino existe, lo que sé es que las casualidades no existen, ¿verdad Mel? – Susana y Mel sonríen.
- ¡¡Que vuestros chachi amigos ex novios os dejaran a la vez fue una casualidad…!! -afirma irónicamente Mayte, la que se lleva una colleja de sus amigas.
- Casualidad, destino… el caso es que hay alguien que desde arriba nos maneja y coloca las piezas de nuestro puzzle de vida –Mel se pone profunda.
- Es curioso, verdad, cuando de pronto un día pasan cosas inverosímiles, y al final piensas: “yo no he hecho nada, todo lo ha hecho el destino” –Lucy sigue pensando en su encuentro con el que fue su amor de juventud y actual novio.
- A mí me parecen guays los “tejemanejes” del destino. Ojalá yo tuviera super poderes y pudiera manejar las cosas y hacer aparecer a tu Iván en una discoteca, o que el tonto de Jorge te vea en pleno beso pasional con tu chico, o que tu ex el “innombrable” te encuentre de la mano de tu amor por las calles de Madrid… -Mayte se ha convertido en un “hada madrina” y con la cucharilla del café iba “concediendo deseos del destino” a sus amigas.
- Mayteeeeeeeeee… Eres la reina de la Justicia Cósmica!!!!! –Mel corona a su amiga con una servilleta en la cabeza. Todas las chicas echan a reír.

... la fuerza del destino ...

Con una de mis mejores amigas siempre hacemos el mismo chiste; nos miramos y nos decimos: “las casualidades existen”. Nadie nos entiende el gesto cómplice, sólo nosotras, dos mujeres abandonadas por dos hombres (que ‘casualmente’ eran mejores amigos) en un espacio de tiempo de 24 horas, y ambos añadiendo como frase final: “que ellos también rompan, es casualidad”. ¡Y una mierda! Hay momentos, ocasiones, encuentros, en los que la vida me ha hecho recapacitar sobre algo muy especial: el destino.  Y es que una casualidad no es más que una consecuencia del destino. 

Pero, qué es el destino. Los creyentes (en lo que sea) pensarán que su Dios es quien compone y dispone el destino.  Los agnósticos,  justificarán cualquier encadenamiento de sucesos ‘curiosos’ como una mera casualidad. Si me preguntan a mí, prefiero pensar que el destino es el padre de la Justicia Cósmica. Como si de Zeus se tratara, el destino nos manda a su hija predilecta, Atenea (la Justicia Cósmica), casualmente la diosa de la sabiduría y la guerra justa, en forma de una bonita casualidad.

Y el Zeus este debe ser muy listo y paciente, porque el destino puede estar muchos años cocinando el plato que nos tiene predispuesto. Hablando de todo esto me acuerdo de una película: “El amor es lo que tiene”. Dos jóvenes se conocen en un vuelo, ambos parten de ser dos almas diferentes con deseos diferentes, pero ya la primera vez el destino les depara un encuentro. Después seguirán sus vidas, y se “tropezarán” varias veces a lo largo de varios años, existiendo algo que siempre les separa (las circunstancias), pero algo que inexplicablemente siempre les une (el destino). Imagino que como buena americanada tendrá un final feliz, pero yo me quedo con la historia intrínseca del juego del destino Vs a las circunstancias. 

Y me paro a analizarlo porque una historia parecida le ha pasado a Lucy, y porque a mi alrededor conozco a gente que, años después, el destino ha querido que una historia imposible se convirtiera en posible. ¿Justicia Cósmica? No como tal, pero estamos hablando de su “padre”, el destino, que no se nos olvide la magnitud… La historia de dos personas que durante su vida han vivido momentos especiales juntos, se han abandonado, se han querido, se han odiado, se han comparado con otras parejas, se han echado de menos…  y un día, con el simple gesto de abrir la puerta de un bar, se han vuelto a unir para siempre. Efectivamente, esto si es de película. 
 
Pero si fuera una película bastaría con dar las gracias al destino y tirar de rótulos tras el gran beso final… pero en la vida, y una vez que el destino ha decidido “guiñarte el ojo”… toca ser lo suficientemente buen jugador como para aprovechar la mano. Lo que quiero decir es que el destino siempre está en movimiento, como un tren, y quizá de esta reflexión nazca la frase de “hay trenes que no pasan dos veces”. El destino muchas veces ayuda, dispone, reparte las cartas, pero nosotros somos los que debemos desde la honestidad del momento y lejos de orgullos del pasado, decidir coger el tren definitivo y jugar bien nuestra última mano.

¿Cuántas canciones hablan de encontrarte en plena calle con un amor o de coincidir con un novio de la juventud?; en definitiva, de que nuestro “Zeus” te vuelva a disponer delante el protagonista de una historia que el propio destino no quiso dar por zanjada. Se trata de un tema recurrente en canciones, películas, pero también en la vida real.

Pero ojo, no sabemos lo que nos deparará el futuro. O cuando un adiós humano, es un hasta luego del destino. Por eso no hay que obsesionarse; como con la Justicia Cósmica, sólo es cuestión de creer, esperar y confiar. Y algunas historias saldrán bien, otras quedarán zanjadas, pero cuando las acciones del destino se manifiestan claramente en nuestra vida, esas historias pasan a marcarnos para siempre, porque son consecuencia de una de las mayores fuerzas desconocidas e inexplicables que obran sobre la tierra. La fuerza del destino. 

¿Crees en la fuerza del destino?
¿El destino puede unir lo que separan las circunstancias? 
¿Existen las casualidades?

... EL PRÓXIMO MIÉRCOLES...
Susana se revela ante sus amigas que se excusarán en una palabra
'poco mágica' para maquillar una negativa: "las circunstancias"

Capítulo 7: ¿AMISTAD CHICO-CHICA?

-¿Creéis en la amistad chico-chica? –pregunta Mel muy interesada en la respuesta de sus amigas.
- No, jamás, si estamos hablando de amistad verdadera. Alguno de los dos a la larga se equivoca de sentimientos…-afirma tan contundente Lucy que ninguna de sus amigas puede revocarla.
- Pero, ¿qué me decís de mi amigo Rubén? Es, junto a vosotras, la persona que más me ha ayudado con todo el tema de lo de Iván.
- ¿Ayudarte? Mel, Rubén está colado por ti y ejerce de “pañuelo de lágrimas” porque es su manera de estar cerca… -explica Susana.
- Pues no, nosotros somos verdaderos amigos…
 (... A los dos meses y tras una noche de sexo ...)
-Bueno, pasó, pero no significó nada para los dos…
-Mel, habla por ti, no sabemos qué significó para él –advierte Mayte, quien le tiene especial aprecio al muchacho en cuestión.
-Pues el caso es que seguimos tan normales, salimos por ahí y le cuento que… me gusta un compañero del trabajo –esta última frase Mel la dice más rápido y bajito.
- ¿Qué le has contado que te mola el nuevo? ¡Tú no tienes vergüenza! –Mayte ya está indignada.
- Mira, si somos amigos, somos amigos, yo no voy a ocultarle nada. Normalizar la relación es lo mejor para los dos.
(Mel llama normalizar la relación a seguir "durmiendo abrazada", mientras tontea en el trabajo con el nuevo… 
Este tema de conversación se repite durante los dos meses siguientes)
-Pero  Mel, cariño, la pregunta es fácil… ¿A ti te gusta Rubén? –intenta hablarla con mesura Mayte a su amiga, que cada vez es más un mar de dudas.
- No lo sé, un día sí, otro no. Pero sé que le necesito cerca, porque me da cariño, me hace reír, hacemos cosas juntos…
-Nena, no te gusta. –asevera Susana.
-Quizá no me ponga lo suficiente, quizá sea sólo un tema físico. Pero es que todo lo que físicamente me gusta el nuevo, lo compensa Rubén con su personalidad… ¿No puedo quedarme con los dos?
 (Y quien mucho abarca, porque aprieta… Lo del nuevo quedó en un tonteo, un rechazo por parte de él, más tonteo, un acercamiento, y una seudo-amistad. Pero mientras Mel se daba cuenta de que el nuevo no era lo que quería… Rubén reaccionó, despertó y se alejó de ella… Amigos, sí, pero él ponía ahora las condiciones)
-Lleva meses sin escribirme. Se ha vuelto arisco, un tipo duro, malote… Ya no le importo nada, a la mierda nuestra amistad. –Mel llora.
-Mel, nunca habéis sido amigos. Te ha visto jugar con él, sin mala intención, nena, porque eres muy buena, pero él no puede más, entiéndelo. Y vale que él tampoco nunca ha sido claro, pero tú por proteger una “falsa amistad” te has hecho la ciega ante sus sentimientos, porque no te interesaba que dejara de adorarte… -Susana no tiene concesión con su amiga.
- Llevas razón Su, nunca he querido ni siquiera ver la realidad de mis sentimientos ni de los suyos…
 (Y tras meses de enfados, idas y venidas, casi acercamientos sexuales, miradas de amor, unos  mailes que no decían nada, complicidad de amistad en las noches de copas, y cariño, mucho cariño… 
Mel se decidió, pero… quizá tarde)
-Ahora sé que año y pico después de lo de Iván, puedo afirmar que estoy enamorada de Rubén. Y creo que podría hacerme feliz…
-Lleváis más de un año viviendo de todo, sólo espero que no hayáis intoxicado demasiado vuestra relación. –ruega Mayte echando una mirada al cielo. (…)
-Le he dicho que “me había enamorado de él”… Y ni me ha contestado…
-Bloqueado, descolocado, no te puede creer, te querrá ver de verdad convencida, quizá tengas que pagar un poquito el daño que sin querer le has hecho...  ¿Se te han ocurrido todas estas respuestas explícitas en su silencio? –Susana no deja de plasmarle la realidad a Mel.
-Yo tengo derecho a equivocarme como todo el mundo. Y voy a luchar…
(... Un año después de esta declaración de intenciones…)
-¿Qué ha sido de Rubén? -pregunta inocentemente Lucy.
-Ya no nos hablamos... Tengo que reconoceros que llevábais razón: la amistad chico-chica no existe.  Lo intenté por activa y por pasiva, pero él quiso salir de mi vida para siempre. Todo estaba demasiado contaminado entre nosotros y se convirtió en un "mal chico".
-Sólo espero que la lección que hayas aprendido es que tienes que valorar a los "buenos chicos" antes de que se tomen la pildorita del "malotismo" -todas las chicas echaron a reir con el comentario de Mayte.

... el síndrome del malote ...

Este capítulo se podría llamar de varias maneras: “Cuando tú quieres yo no, y viceversa”. “Pasa de alguien y vendrá a ti”. “Equivocando la amistad…”. “Historias con previsible infeliz final, pero que deberían tener presente feliz”. En fin, chicas, que de un paso al frente quién no se haya arrepentido de rechazar a un “buen” chico y después ese “buen” chico no le haya dado calabazas. Y yo pregunto, qué nos jode en ese momento: ¿El orgullo rechazado o el haber perdido a un “buen” chico? Primera meditación de la noche: ¿Nos gusta de verdad ese “buen” chico, o nos ha empezado a interesar en el momento que dejaba de ser “buen” chico porque ya no nos hacía caso? ¿Dónde está la línea divisoria entre: me he dado cuenta de que estoy enamorada de este “buen” chico, y, por mis cojones que si te he gustado en el pasado tú vuelves a estar detrás de mí y suplicando mi amor…? Difícil, muy difícil. Les presento… al egoísmo femenino en estado puro.  

Mi caso no difiere mucho del de Mel. Le he dicho que “estoy enamorada” (grandilocuente afirmación, la verdad, pero era para darle intensidad al momento) a un chico al que quiero muchísimo, que en el pasado se portó como mi mejor amigo, que me quiso, y el que un día pasó de ser una opción a un reto… El mismo día que dejó de ser un “buen” chico, para putearme, es decir, como el resto.  Si yo tuviera que ponerle un nombre a esta patología que padezco, la llamaría el “síndrome del malote”. 

El hecho de que claramente él ya no sienta lo mismo por mí, que ya no hagamos cosas de amigos, que me falte su cariño y su tonteo –¡cuánto anima un mensaje en una noche de soledad!-, que ya no tenga tan claro que sucumbirá a mis encantos, que le note lejos aunque le tenga enfrente, que haga efectiva su soltería con otras mujeres,  que me rechace, que no reaccione a mis “acciones de rectificación”, en definitiva, que pase de mí, me ha llevado directamente a la declaración de amor e intenciones. 

Pero todo esto no deja de resultarme triste. Porque el “buen” chico que conocía antes, tenía todo para hacerme feliz: cariñoso, entregado, divertido, dispuesto a estar conmigo… Pero yo veía “peros”. Y ahora que él es en sí un “pero” hecho hombre, yo voy y veo en él al chico “bueno” reconvertido en “malote” por el que quiero luchar. Y es que, es cómo si no nos valiera nada que antes no nos haya costado 45 noches de insomnio, 33 tardes de domingo llorando, 28 conversaciones telefónicas con nuestra mejor amiga, 3 mailes y 1 carta de amor.  Me siento patética, lo juro. 

Como no podía ser de otra manera, él no contestó a mi declaración. No pudo. En el fondo es un “buen” chico. Y yo me debato ahora mismo si quiero luchar por un reto o por un amor. Sea como fuese, ambos merecemos una oportunidad de “buenos” chicos, la diferencia es que ahora él tiene la última palabra. Ojalá Mel y yo podamos seguir alargando esta historia (u otras que lleguen con "buenos" chicos), ojalá no sea demasiado tarde, y en estos “buenos” chicos encontremos nuestra parcelita de Justicia Cósmica –entendida como una bonita relación de “x” tiempo con “buenos” chicos que recompensen el dolor por nuestros habituales “malos” chicos-.

¿Te has interesado alguna vez por un chico "bueno", justo cuando pasa de tí?
¿Has vivido alguna historia de "si pero no" con un buen amigo?
¿Crees en la verdadera amistad chico-chica?

... EL PRÓXIMO MIÉRCOLES ...
Historias que van y vienen en el tiempo.
El amor renace en Lucy con un viejo amor de la juventud.

Capítulo 6: LA "APARICIÓN" DE LA JUSTICIA CÓSMICA

-Hay días que nunca olvidaremos chicas. Mi 25 de marzo de 2009 estará señalado en mi calendario siempre…
-Mel estás muy rara, qué te pasó ayer.- preguntó Mayte preocupada.
-Me pasó la perfecta definición de JUSTICIA CÓSMICA…
-¡Pero eso es maravilloso! –celebró Susi.
- Os acordáis de mi primer novio… El que me dejó de malas maneras después de cinco años juntos porque estaba con otra mujer… Pues después de más de cuatro años me ha llamado… -la cara de Mel denotaba un descoloque que mantenía desde el mismo momento de la llamada.
-¿Y para qué te llama? Si se comportó como un cabrón. –Lucy mostraba su indignación por momentos.
-Quería pedirme perdón, hablarme de su culpabilidad y de mi inocencia. Recordarme mis virtudes y sinceramente, dejarme leer entrelíneas que nunca me ha olvidado. Pero fue muy respetuoso, no me hizo ninguna proposición y además me habló de sus dos hijos…
-¡Esto sí que es Justicia Cósmica! –todas las chicas comenzaron a abrazarse; era la primera manifestación exacta de la Justicia Cósmica desde que se reunían cada día en esa cafetería.
-Después sólo pude estar llorando horas, y por mi boca sólo podía salir la palabra GRACIAS.

(... Año y pico después de la llamada...)

-Un año y pico después de la "llamada cósmica", anoche nos encontramos y hablamos. -Mel soltó la primicia con una relajación pasmosa.
-¿De qué hablas?, o mejor dicho, ¿de quién hablas? -preguntó sorprendida Lucy.
-De mi primer novio...
-Nooooooooooooo. -exclamaron a la vez las tres chicas.
-Cuéntanos todo, por Dios. -suplicó Susana.
 -Estábamos en el mismo sitio y era absurdo seguir haciendo como que no nos conociéramos. Se acercó, me saludó y hablamos bastante...
-Cuando quieres hija eres muy poco expresiva... -se quejó Mayte.
-(Mel estaba haciendo sufrir a propósito a sus amigas) Vale os diré lo que pienso: ¡¡¡que él está fatal y yo fenomenal!!! Que la Justicia Cosmica también se "manifiesta" cuando tu ex te mira con cara embobado pensando: "Esta tía está ahora mucho mejor que cuando estaba conmigo... y yo estoy fatal".-Mel comenzó a reirse. La risa se contagió a sus amigas.
-Madre mía me le estoy imaginando mordiéndose las uñas y lamentándose... y te estoy imaginando a tí más divina, sonriente y más feliz que nunca. ¡Qué momentazo! -gritó entusiasmada Lucy.
-Pues sí, fue la culminación, la "guinda cósmica" después de la llamada. Respiré, me reconforté, le desee todo lo mejor de corazón y di las gracias a la probidad divina. La mejor manera de cerrar una historia que dolió mucho en su momento...
-Amén. -sentenciaron las chicas con una felicidad indescriptible.

... los tres mandamientos ...

EXISTE. Sólo os puedo prometer que existe. La Justicia Cósmica es una realidad, una recompensa a un carácter y una actitud íntegra en la vida. Pero como explicaba en el primer capítulo de este blog, requiere de paciencia y confianza en el buen hacer de uno. Y aunque sólo sea por la posibilidad futura de que la vida te devuelva el dolor sufrido en forma de Justicia Cósmica, todos deberíamos obrar de la manera más sincera y honesta posible, incluso en nuestras horas más bajas. Es cómo el que cree en Dios, Budha, o Alá; la religión de la Justicia Cósmica también tiene sus tres mandamientos:

1.- Obrarás siempre desde la sinceridad… di te quiero, sin esperar nada a cambio; pide perdón, sin buscar redención y pide ayuda sin “peros”.
2.- No existe el orgullo, ni la dignidad mal entendida. Me dice desde pequeña el hombre más bueno que conozco (mi padre): “No hagas nunca lo que no te gustaría que te hicieran a ti”. Pues también igual al revés: si quieres que te pasen cosas buenas… se tú el primero en hacerlas, incluso cuando el de enfrente ni las merezca. 
3.- Quiérete a ti misma… Es decir, no reniegues de tus sentimientos,  no te avergüences de tus lágrimas, no maldigas tu dolor, simplemente fluye en tu pena e intenta ver lo positivo en algo, que a la larga, se reduce a una experiencia más de vida.

Sé que, como el que lee la Biblia, alguien puede pensar que obrar bien es fácil decirlo y difícil llevarlo a cabo, pero al menos sólo el hecho de tener presente que es sobre estas bases sobre las que uno quiere cimentar su vida, ya te da una calidad humana más cercana a lo que en la religión cristiana llamarían la salvación, y en nuestra religión yo llamo “Justicia Cósmica”.
 
A mí me llamó y me sanó. No trajo consecuencias, y sin esa llamada, tanto años después, por supuesto que hubiera seguido siendo feliz; pero esa aparición de la “Virgen de la Justicia Cósmica” me sirvió para reafirmarme en mi creencia, en mi religión de vida, en esa filosofía de honestidad y sinceridad que, con o sin Justicia Cósmica, te hace sentir mejor persona, te hace dormir tranquila y te permite hacer más feliz a los que te rodean. Ojalá todas las religiones consiguieran eso en todos sus devotos. AMÉN

¿Has vivido un claro ejemplo de Justicia Cósmica:
una llamada, una carta, una visita....?
¿Sigues estos tres mandamientos?  ¿Cuál te parece más importante?

... EL PRÓXIMO MIÉRCOLES ...
¿Creéis en la amistad chico-chica? 
Conoceremos la aventura de Mel con un "BUEN amigo"